La decisión más importante de nuestra vida.
Todas las decisiones nos enfrentan a la pregunta: ¿estaré haciendo lo correcto? Lo cierto es que hay decisiones que tienen más impacto sobre el rumbo de nuestra vida que otras. Me atrevería a decir que la decisión más importante es aquella que define nuestro lugar en el mundo y, muchas veces, es: ¿será él o ella la persona correcta? En este aspecto, no se trata de una adivinanza ni de la suerte del horóscopo, sino de nuestra capacidad de elección. Y es ahí donde, antes de llegar a esa pregunta, debemos cuestionarnos algo aún más importante: ¿estoy capacitado para elegir a la persona correcta?
Ser responsables con nuestro futuro implica reconocer aquellos factores que nos llevan a elegir y ponerle nombre a cada uno de ellos. Puede ser que nuestras elecciones estén determinadas por lo que socialmente nos ha condicionado, por las ideas preconcebidas del amor que se han instaurado en nosotros, por los estereotipos que necesitamos autosatisfacer o por deseos naturales que hayamos desarrollado a lo largo de nuestra vida.
La libertad consiste en encontrarnos con nuestra naturaleza, y parte de ese reto es ir limpiando nuestra visión para saber con claridad lo que realmente deseamos. Tenemos la capacidad de escoger un amor que nos haga bien, que nos beneficie más de lo que nos dañe, no desde un interés egoísta, sino con un propósito de complementariedad que impulse al otro hacia la plenitud y la autorrealización.
Antes de escoger a alguien, es importante saber qué parte de mí es la que está eligiendo. Aunque es un proceso irnos construyendo y deconstruyendo para tener algo importante que ofrecer a esa persona tan esperada.
He aquí el reto, no culpabilizar al destino por los resultados de nuestras decisiones, sino capacitarnos personalmente para escoger desde una perspectiva sana, curada de aquellas cosas que parecen ser amor pero no lo son.
Psicólogo Wilfredo Mercado.
