Para purificar el corazón.

Es un arte reconstruir las cicatrices que deja la vida y mostrarlas con la dignidad de haberlas vivido.

A ti, que amaste y no todo salió como esperabas: nadie niega el daño que causan las heridas del corazón. Que nadie te niegue el derecho de cicatrizar con lágrimas las heridas que aún duelen cuando algún recuerdo las roza.

Negarnos la oportunidad de equivocarnos es ir contra nuestra naturaleza humana. Ese no es el camino que nos lleva a sanar. Más bien, es recordar nuestra historia con una memoria agradecida, dándonos una nueva oportunidad para vivir. Si bien el tiempo no lo cura todo, hoy está en tus manos la decisión de cambiar el rumbo.

Déjate amar por un amor que es capaz de purificar el corazón, un amor que nos enseña a mirar ya sentir, un amor capaz de penetrar el interior y transformar la propia realidad. El amor es la razón de todo.

Quizás es necesaria esta pausa, detenerme a pensar de la manera en que amo y de qué forma puedo hacerlo mejor. Ser esa persona ideal que estoy buscando y consolarme por las veces que no logré establecer esos límites que protegen mi dignidad.

Regálate esa oportunidad de saberte digno, de permitir que lo que hoy te define sea tu capacidad de sonreírle a la vida y que esa habilidad no solo te transforme a tí, sino, que inspire a los que te rodean. Deja un recuerdo amable en aquellos que te aman y llena de luz a quienes, por la oscuridad, aún no han aprendido a amar.

Hoy puedes escribir un capítulo nuevo en la historia de tu vida y llenar de colores las páginas que, con el tiempo, leerás.


Psicólogo Wilfredo Mercado.

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